El Aprendiz

Señorita dígame usted
si soy merecedor de sus sonrisas y sus versos
que llevo las manos sucias y apenas si acaso sé caminar.

Dígame usted si valgo el rato
que no soy uno más de sus raros artefactos
que así como las piedras ruedan río abajo, ruedo yo también.

Usted me susurra al oído
tentaciones y refranes, quiere hacer de mi su esclavo;
¿Qué me debe y qué le debo?
dígame usted cuándo termina el juego
que si me pregunta yo apenas comenzaré.

Y aunque usado yo parezca
seré de su tacto aprendiz y presa
solo por esta vez.

No hay motivos ni descansos, yo no sé dónde ha usted estado
no me importa, enséñeme.
Déjeme sentir sus manos, su carne oscura, sus retazos
no se apiade de mi usted,
que solo a golpes yo le aprendo
he mordido el polvo y he tocado fondo
del suelo por favor levánteme.

Solo para que al final, me deje otra vez caer.

Señorita béseme usted
muéstreme que saben hacer sus labios
yo por mi parte cederé.

Guíeme por la senda de su cuerpo
yo sabré que hacer en su momento
quizás por conveniencia simule timidez.

Y es que no hay paciencia, ya he empezado
le he sentido, le he tocado, por favor deténgame.
Me ha dejado entrar donde nadie más ha entrado
y en su propia celda le he encerrado
como nunca se apiadó de mi usted.
Que solo a golpes yo le aprendo
soy astuto aunque me haga el tonto
del suelo por favor levánteme.

Solo que esta vez, es su turno de caer.

Que una regla muy cara me enseño la vida
maestros y alumnos somos todos algún día
y nuestro rol debemos entender.

Le agradezco eso que me enseñó usted
y con mi sangre yo le pagaré,
pero aprendiz no soy al menos en esto
y solo por eso
hasta aquí llego por su bien.

magritte-sonofman1-300x362Imagen «El Hijo del Hombre» por René Magritte, 1964.

Como quien no quiere causar daño

Cómo te digo
lo que ni yo mismo comprendo.
Cómo te advierto
que puedo ser el peor de tus tormentos.
Pregúntales, corre, afírmate
ellas te sacarán de lo incierto.
Te metes con quien no sabes
si aceptas, lavaré mi culpa en tu riesgo
me aventuraré para mostrarte el mundo entero
y dejarte caer cuando hayas tocado el cielo.
No es premeditado
ni un propio acuerdo
es el acecho del mismo cuerpo
de la ebriedad que puede causar la fricción y el deseo,
el roce de caricias
solo no digas que no te lo advertí,
que no te fui sincero sobre quien soy o quien fui
nunca digas que no sabías,
que puedo cambiarte el cielo por infiernos
con uno solo de mis besos.
-Cracked-skin-
Imagen «Cracked-Skin» por el fotógrafo costarricense Esteban Mejías, 2015.

Incógnito

Ciénaga en el día
un encuentro siniestro
en la luz se establece
todo lo que hoy siento.
En la serenidad inaudita
esas ansias que apremian
me mantengo entre las sombras
te cuestiono en mis pensamientos
te observo y me pierdo.
Soy quien soy, eso no me lo niego
te miro de nuevo, no pienso
incógnito me hallo en tus silencios.

16 2005 el borde de la duda, 100x120cm

Imagen «Al borde de la duda» por el pintor cubano Yampier Sardina Esperón

Como columpios que se balancean en la nada

Me lanzo y me retiro casi de golpe
en la primer jugada apenas.

Me asusto con facilidad
a pesar de estar andado en años.

Se me elevan las ansias de saberme foráneo,
en un mundo del que se supone soy dueño y amo.

Especulan y me anuncian en mi propia cara
las leyendas que de mis misterios brotan,
les miro a sus ojos y no los encuentro
se han perdido como lo hicieron mis piernas en la fosca.

Maldigo la existencia de este puto sosiego
un papel enroscado entre su ficción y mi biografía,
esa que aún no se escribe ni será de importancia.

Acostumbrados estamos a lo común
que fácilmente se adhiere.

Le huimos a lo extraño, así como le huyo yo a ustedes
sabiéndome perverso, mustio.

Simulo mis gestos y hago amigos
mutilo quien soy con cada trago.

A ciegas digo que si y me subo
me empujan, me ensucio, con dificultad inhalo
devolviéndome donde inicié
coqueteando con ambos lados,
indeciso entre el salto o la estática de quedarme.

Pensativo sigo y de mi boca solo salen disparates
les engaño mientras me acuesto
les sueño distintos para animarme.

Busco el momento para adueñarme de nuevo
de mi soledad alada
me disperso como en columpios que se balancean en la nada.

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Imagen por el fotógrafo estadounidense Noel Alvarenga, 2014.

Blue Moon

In the mountains of diversity
Besets the blue moon of your smile
The words you never told me
But the ones I could disguise.

I’m into so much brutality
Still seeking the sun
The corpses keep following me
Your eyes stab me with their thorns.

How low? How deep?
The house is rising at the hills
How low? How low?
Will I be forever creep?

How low? So sweet
The truth is shining through your teeth
How far? How slow?
Is this drug stoning me?
How high? Can’t breathe
Is this fellatio pleasing me?

Are you real?
Are you a dream?
How low? Follow me
Until the end of misery.

In the mountains of dishonesty
Besets the blue moon of your eyes
The lies you never told me
But the ones I would disguise.

 

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Imagen «Raven and Blue Moon» por Carol Suzanne Niebuhr, 2012. 

Adagio: El adiós concedido

BLOG SALTO AL REVERSO

El caparazón se rompió al final de la tarde, eso creía. En realidad eran las cuatro de la mañana. Se levantó horas después en sobresalto y sacudió su cabeza, casi en un intento desesperado por deshacerse de las voces de sí mismo, en diferentes periodos, con distintas personas, en variados escenarios. Muchas eran las temáticas pendientes, con otros y consigo mismo, ese día decidió no perdonar a Dios.

Sin bañarse o siquiera arreglarse salió de su casa. El estrepitoso viento de aquella mañana de martes, se encargó de acomodar su cabello. En sus boscosas cejas llevaba las dudas y la incertidumbre, se les veía agotadas. Sus pestañas forcejeaban ante la cónica brisa que le recordaba el sueño, ese que había perdido horas antes de su abrupto desafío. Su corazón palpitaba tal cual metrónomo y semicorcheas, simulando en sus adentros una orquesta de adrenalina en tono de suspenso. Llegó al parque…

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